Pero un día le encuentras y resulta que no es la misma. Qué esa persona que te mira a través de sus pupilas no te responde igual. Sus palabras son distintas. Y te das cuenta que sus sentimientos hacia ti también.
No entiendes qué ha pasado.
Reflexionas y abres los ojos de golpe; ha habido una evolución y no has querido verlo. Pero cuando te cae la venda de los ojos, ya es demasiado tarde. No puedes hacer nada para volver atrás. Esa persona que conocías tan bien, o eso creías, ya no existe. Se ha ido, ha desaparecido, ha
Y en su lugar, se encuentra una persona desconocida. Alguien que le ha robado el alma, el cuerpo, sus gestos y su voz. Su mirada te traviesa, pero no te reconoce. Ni la tuya a ella. Sus palabras son escasas, distantes.
Y ahí asumes que la has perdido. Para siempre.
Que no hay vuelta atrás.
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