Miras por la ventana y lo único que ves son copos de nieve cubriéndolo todo y una espesa niebla que no te deja vislumbrar nada más.
No puedes salir de casa, se suspenden las clases y no puedes quedar con la amiga que tanto ansías ver.
Pero te conformas con escuchar su voz, sólo por poder ver el paisaje tan blanco e inmaculado, por respirar esa tranquilidad que lo tapa todo, por ver las caras sonriendo de los niños jugando en la calle.
Y todo parece mejor.