jueves, 20 de febrero de 2014

Miradas


Con ella había descubierto que había miles de miradas. Y había aprendido a interpretar todas las suyas.

Miradas ardientes
Miradas anehlantes
Miradas vacías
Miradas huerfanas
Miradas avergonzadas
Miradas acorraladas

Pero el descubrimiento más grande, fue saber en la propia piel que lo peor no es la mirada en sí, por muy hiriente que sea, sino la ausencia de ella.

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