Llevo demasiado tiempo sufriendo las consequencias de este miedo. Un miedo que es sólo tuyo, porque yo tengo miedo, pero no éste, sino otro. Otro miedo que me obliga a aguantar el dolor que me provoca tu miedo.
Y, a base de miedos, del tuyo y del mío, nos hemos creado nuestro miedo, tuyo y mío a la vez, que esconde tus miedos y los mios, pero que no los ahuyenta.
Aún están ahí. Y tengo miedo de que no se marchen nunca.
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