lunes, 29 de octubre de 2012

Cerca del mar


Siempre he deseado vivir cerca del mar.
Mirar por la ventana y poder contemplar la inmensidad azul. Abrirla, notar su brisa y que todos los poros de mi piel se empapen del sabor salado de sus aguas.

Yo quiero ver el mar al despertar y no poder vislumbrar el horizonte. Pasear por la playa desierta de invierno a primera hora de la mañana. Ver cómo el sol se une al mar en un atardecer en calma. Admirar la luna llena reflejarse de color de plata en el agua oscura. Leer un libro sentada en una roca. Disfrutar del silencio, del suave murmullo de la solas al romper y chocar contra la costa. Dibujar mi nombre en la arena y que sus granos finos me acaricien la piel.


Pero vivo en un lugar lejos de la costa. Miro por la ventana y veo campos y árboles.
No vivo ni en el litoral ni en la montaña. Es tierra de nadie. Ni una cosa ni otra. Nada especial.

lunes, 15 de octubre de 2012

Mañanas


Añoro tus caricias al despertarme, las cosquillas de tu aliento sobre mi piel, los suaves mordiscos de tus dientes en mi cuello, tus dedos juguetones sobre mi cuerpo. Y tus besos. Sobretodo tus besos. En mis labios, en mi nariz, en mi barbilla, en mi frente, en mis orejas, en mi cuello... Tus besos por todo mi cuerpo.
Añoro esa mirada llena de luz, rebosante de vida.
Añoro el suave tacto de las sábanas arrugadas sobre nuestros cuerpos.
Añoro los rayos de sol colándose por la ventana, anunciándome los pocos minutos que me quedaban a tu lado.
Añoro tantas cosas de aquellas mañanas...
Y, aunque nunca lo admita en voz alta, lo que más añoro es a ti.